Todas las cartas de presentación, webs de empresas que venden bienes o servicios realmente son muy parecidas y a veces hasta confusas con una misión y una visión prácticamente imposible de comprender hasta el extremo que muchas ocasiones hay que leerlas dos y hasta tres veces y eso si existe interés. Hoy por hoy con el objetivo marketero de atraer nuevos segmentos de mercado y si es posible de crearlos se conciben nuevos cursos, seminarios con nombres sugestivos y rimbombantes que no son nada más que sinónimos porque la mayoría de ellos tienen el mismo fin. El hacer complejo el entorno no tiene sentido cuando lo que se quiere decir es y debe ser muy sencillo, la mejor estrategia es la simpleza. Decía un jugador de ajedrez ruso “la mejor jugada se encuentra frente a nuestros ojos”
Personalmente opino que los seminarios de ventas deben llamarse como lo que debieran ser “conversatorios” ya que la esencia de estas dinámicas se basan en el intercambio de ideas todas estas enriquecedoras. Somos partidarios incondicionales en el know how a través de la interacción que permite desarrollar habilidades ocultas con el fin de que se presente una competitividad estratégica acorde a las circunstancias. Es por ello que nuestros mejores recursos están enfocados al cambio, ya que el masomenismo se ha convertido en una frase, no en un sentimiento, muy común en nuestro medio, ese costumbrismo ha calado de alguna manera en nuestra idiosincrasia dificultándose el romper los paradigmas o barreras de nuestras propias limitaciones.
El cambio tiene que ser permanente estando atentos a los imponderables del mercado para disponer de nuestras mejores armas y atrevernos a actuar. Robert Foster decía: Cuando el éxito te alcanza, invulnerable te crees, es entonces cuando se cometen los mayores errores.
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