La hipercompetencia que se da en el mundo de los negocios no es una guerra de productos, sino de ideas, conceptos y percepciones. Una competencia que requiere de hombres y mujeres preparados y formados como verdaderos estrategas en ventas, que se adapten de manera espontánea al cambio, no que vayan con la corriente ni contra corriente sino que alcen la mano y sean partícipes del mismo.
En la segunda mitad del siglo XVIII surge una profunda transformación en los sistemas de trabajo el cual desencadena el paso de la economía agraria a otra denominada Revolución Industrial caracterizada por la transformación del trabajo manual al de la máquina y es así que surge una nueva era en el que las máquinas vienen a constituirse el principal activo del momento y en el que el hombre viene a ser un medio para el desarrollo. El hombre era necesario pero reemplazable. Hoy por hoy en la era del conocimiento el activo más valioso del siglo XXI es el hombre sin embargo actualmente muchas de nuestras modernas prácticas tienen su origen en la era industrial lo cual impide la liberación del potencial humano. La mentalidad cosificadora (hombre – pieza – máquina) de la era industrial nos lleva a depender de otros (codependencia). “La gente piensa que lo que se debe hacer está en manos de quién se encuentra en una posición de autoridad que por lo general es económica o política”
La codependencia en un equipo de ventas lo disminuye y lo ata impidiendo que este desarrolle todo el potencial holístico para el que fue concebido evitando que se convierta en un equipo de alto desempeño. En esta situación de codependencia los vendedores nos convertimos en simples tomadores de pedidos sin iniciativa siendo controlados como si fueran cosas por el cliente.
Recordemos que la codependencia tiene su origen en la mentalidad lineal de la producción en masa de la era industrial (mentalidad cosificadora) el hombre se sirve del hombre y es cuando surge un tipo de liderazgo discutido en el que los líderes dirigen y los subordinados son seguidores pasivos. No está mal seguir si nos sentimos facultados, libres y responsables de tomar nuestras propias decisiones.
Desde la óptica comercial la codependencia implica en depositar en una persona (administrativo, supervisor, vendedor, cliente) la responsabilidad que nos atañe. Esta cultura se acaba institucionalizando hasta el punto que nadie quiere asumir la responsabilidad de hacer, supervisar, vender, de comprar.
En el caso del vendedor repito se torna en un toma pedidos vendiendo lo que no tiene y en el caso del cliente en un llena pedidos comprando lo que no necesita.
Esto nos lleva a la conclusión de que el liderazgo per sé es una elección necesaria.
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